PLACER #1: Comer




¿Qué puede llegar a ser más delicioso y placentero que despertar en nuestra cama, ir a la cocina, abrir la nevera o una alacena y ver una variedad de alimentos y saber que todos nos pertenecen y que con ellos podemos hacer la comida más rica del día?, o mejor aún que vayamos a un restaurante y pidamos todo lo que deseamos comer, que la carta esté a nuestra disposición y por ende que sea el tipo de comida que más nos guste. Realmente comer es uno de los placeres más deliciosos y adictivos de la vida.



Comer es una necesidad básica, eso lo sabemos, el cuerpo lo necesita para tener energías y seguir su con su metabolismo y así nos mantengamos activos y dispuestos en el día. Pero más que una necesidad por obligación, se ha convertido en un deleite para todos aquellos que disfrutamos comiendo lo que verdaderamente nos gusta.

Los seres humanos normalmente realizamos tres comidas básicas en el día: desayuno, almuerzo y comida, cada una de ellas regulada por unos parámetros puramente culturales, donde puede haber variaciones en el “menú” agregándole u omitiendo ciertos platos como la media mañana, el algo y la merienda, ya que se han establecido algunos alimentos para cada momento en especial; por ejemplo un desayuno colombiano puede constar de una arepa, un huevo y una taza de chocolate, pero en otros lugares del mundo como EE.UU un desayuno básico podrían ser unos pancaques con miel y un vaso de jugo de naranja.

CAMBIANDO LOS HÁBITOS ALIMENTICIOS

Debido a la globalización y aculturación que se ha venido presentando en el mundo hemos variado nuestros platos “típicos y básicos”, entonces ya es algo normal que un colombiano desayune como un estadounidense, pero lo que no ha cambiado es que cada plato tiene una serie de “reglas” nutricionales, las cuales son muy importantes para el buen funcionamiento del cuerpo, pues todo exceso es malo y en el cuerpo más porque las repercusiones de éstos se manifiestan con indisposición y enfermedades.

Por último es bueno que pensemos que comer es delicioso que no debemos atarnos a estar pendientes de llevar una figura muy delgada porque la sociedad lo haya impuesto así, sólo debemos comer bien, llevar una alimentación balanceada y rica en frutas, vegetales y agua, pero sin dejar a un lado esos postres y helados que tanto nos gustan y esos “pecaditos” de las comidas rápidas que al fin y al cabo son deliciosos, además “una vez al año no hace daño”.

Comer con ganas y con placer es el método esencial para que disfrutemos de esta necesidad como uno de los placeres más excitantes de la vida.

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